22/11/2023
La resistencia a los antimicrobianos, especialmente a los antibacterianos habitualmente llamados antibióticos, constituye una gran amenaza para la salud pública en todo el mundo. Los pacientes con infecciones causadas por bacterias resistentes, tienen mayor probabilidad de tener peores resultados clínicos y morir. Además, el costo de la atención sanitaria de estos pacientes es mucho más alto.
La resistencia a los antibióticos es un proceso que ocurre en forma natural, generalmente a través de cambios genéticos en las bacterias o por adquirir “trocitos de ADN” de otras, que llevan resistencia. Sin embargo, este fenómeno se ha acelerado por el mal uso de estos medicamentos.
Un ejemplo claro es el de Neisseria gonorrhoeae (gonococo) que es el agente etiológico de la blenorragia, una enfermedad de transmisión sexual. Esta bacteria fue haciéndose resistente con el tiempo a distintos antibióticos con los que se trataba la enfermedad (penicilinas, tetraciclinas, quinolonas, macrólidos, incluida la azitromicina, e incluso a antibióticos de último recurso como ciertas cefalosporinas) y ahora se necesitan realizar tratamientos combinados para lograr el objetivo terapéutico. Actualmente se encuentra resistencia, incluso, en bacterias como Mycoplasma genitalium que es un emergente en infecciones de transmisión sexual.
Después de la pandemia se observó que aparecieron bacterias con múltiples mecanismos de resistencia. Algunas ocasionan la muerte al 60 – 70 % de los pacientes infectados con ellas. Los antibióticos carbapenémicos son muy eficaces frente a distintos tipos de bacterias, incluyendo aquéllas que son resistentes a muchos otros antibióticos; no obstante, algunas bacterias producen enzimas llamadas carbapenemasas que los destruyen.
Es importante destacar que todos contribuimos al problema de la resistencia a los antibióticos, si hacemos un uso indebido de ellos: en nuestros hogares si los tomamos innecesariamente, por ejemplo para una virosis como una gripe o un resfrío; cuando se usan para prevenir enfermedades en animales sanos o se administran como promotores de su crecimiento; en el caso del uso de productos químicos bactericidas, en agricultura.
Se conoce que las bacterias resistentes están ampliamente distribuidas, se encuentran en personas, animales, alimentos y el ambiente (en las aguas cloacales hospitalarias y domésticas, el suelo y el aire) y se pueden propagar entre personas y animales. Es necesario, entonces, entender la salud como una sola, que debe ser considerada de manera integral.
La Ley 27.680 de Prevención y Control de la Resistencia a los Antimicrobianos, aprobada por el Congreso Nacional, en agosto de 2022, busca prevenir y controlar la resistencia a los antimicrobianos debido al uso indiscriminado de estos medicamentos, y tiene un abordaje en salud humana, animal, ambiental.
La OMS y OPS también han propuesto estrategias intersectoriales que permitan coordinar políticas sanitarias relativas a la medicina humana, veterinaria y la salud ambiental.
Las estrategias tienen que ver con llevar adelante procedimientos que disminuyan el uso de los antibióticos de modo de preservar la efectividad de los mismos. El farmacéutico tiene un rol fundamental en la atención al paciente y desarrollo de trabajos en relación al uso racional de antimicrobianos.
Algunas recomendaciones, para la comunidad en general,
- mantener hábitos de higiene, como lavarse bien las manos;
- preparar los alimentos en condiciones adecuadas y de manera segura;
- usar antimicrobianos únicamente por indicación de un profesional sanitario (médico u odontólogo) tras un diagnóstico adecuado;
- seguir las indicaciones de administración, respetando la cantidad de días que debe tomarse, la dosis y la frecuencia;
- cumplir con el calendario de vacunaciones.
Otra medida muy necesaria, más específicamente dentro de las instituciones de salud y de incumbencia farmacéutica, es la aplicación de procedimientos validados para elaboración de productos médicos estériles que cumplan con garantía de esterilidad y eviten que, al ser utilizados en alguna práctica médica, resulten un reservorio de microorganismos y puedan causar una infección en los pacientes.
Por otro lado, en lo vinculado a los animales, es importante la vacunación y desparasitado de mascotas, y no utilizar antimicrobianos sin indicación profesional. El uso de productos veterinarios en animales de producción y en mascotas debe realizarse de manera responsable, racional y únicamente bajo supervisión veterinaria.
Un capítulo aparte merece también la eliminación de residuos o desechos por parte de la industria, en la que resulta muy importante la implementación de nuevas tecnologías para un tratamiento efectivo en aguas residuales que pueden contaminar el ambiente.
La adopción de medidas contundentes y sostenidas en todos los sectores es esencial para hacer retroceder la resistencia a los antimicrobianos.